jueves, mayo 20, 2010

Praga

Uno de esos destinos que uno sueña con conocer, una de esas ciudades idealizadas en la mente de cualquier viajero que tiene interés por la cultura, el arte y la bohemia, una de esos puntos del mundo que "se deben" conocer y que todo aquel que ya los ha visitado alguna vez recomiendan su visita, y donde siempre se puede regresar. Londres, París, Roma, Berlin, Praga, Nueva York, Venecia, de lo que conozco yo agregaría Cinque Terre, Cuzco, Machu Pichu, de lo que aún me queda por visitar mucho de México, la India, el Tíbet, Tailandia, África, Moscú, Brasil, y probablemente mil sitios con su encanto, ya sea cultural, natural, exótico, salvaje, tantos lugares por conocer... Poco a poco, y disfrutando de cada uno de ellos a su tiempo...

Volviendo a Praga, un viaje espectacular! Altamente recomendable, y sobre todo si el clima acompaña. Aparentemente no es lo mismo la ciudad en Enero, nevada, muertos de frío, que en marzo, junio o septiembre (dicen que el otoño en Praga es un sueño de colores ocres, amarillos, naranjas y verdes)

Sorprende ver en Praga tantos edificios emblemáticos, mires hacia donde mires te encuentras con fachadas de gran estilo, coloreados, y de una magnitud impresionante. Lo más lindo de todo es que nunca tapan el cielo!!

No tenía idea que Praga había sido meca del art nouveau y que había dado a luz a un gran representante de este estilo como es Alphons Mucha. La ciudad está bañada de toques de artdecó, curvas, detalles florales, ramas y hojas de ginko, rostros de mujeres, la tipografía tan típica, tonos amarillos, dorados y verdes, muy agradables!

La visita a Praga se divide un poco por barrios. Está el más antiguo, con la plaza central donde está el mítico reloj astrológico que fue construído en el 1400. Marca la posición de la luna y el sol, el signo del zodíaco en el que nos encontramos y el mes del año, además de tener un cucu con los doce apóstoles y otras muchas figuras alegóricas. Además de la plaza vieja, en este barrio encontramos una de las iglesias de San Nicolás, la torre de la pólvora y la espectacular Casa Municipal de estilo art nouveau, la Ópera donde Mozart estrenó la obra... CHOT..., el paseo comercial de la calle CHOT, las callecitas aledañas también llenas de bares y restaurantes, comercios, joyerías, teatros y miles de iglesias y salones donde se ofrecen recitales, operas, obras de teatro de lo más variadas.
Cercando el barrio viejo están el barrio judío al norte y el barrio nuevo al sur. El barrio judío no se lo pueden perder, es bastante impresionante el cementerio antigüo donde las lápidas se amontonan unas con otras producto del poco espacio que tenían para hacer sus enterramientos (además de haber cubierto con tierra antiguas lápidas para "reciclar el espacio"), hay muchas sinagogas, alguna de ellas conmemoran a las víctimas del holocausto, y muestran la vida y tradiciones judías de otras épocas, y la sinagoga española es pequeña pero majestuosa (también se dan recitales aquí). El barrio nuevo cuenta con la magnífica plaza Wenceslao, donde está el hotel europa, de estilo art nouveau, impecable, y todo un paseo de tiendas, cabarets, discotecas, y mucha movida. Después ya se dispersa un poco, y están aislados el Teatro Nacional, las estaciones de tren, la cervecería Fleku de 1499, y alguna que otra calle comercial interesante. Se ve bien el ritmo local de vida, no tantos turistas.
Cruzando el río moldava está el barrio Mala Strana, la isla de Kampa y el barrio del Castillo. Para cruzar, evidentemente habrá que hacerlo por el puente Carlos V, majestuoso, inmenso, larguísimo, un excelente paseo lleno de artesanos, pintores, bohemios de antes y de ahora, cercado por grandes estatuas de santos, reyes y alegorías legendarias.
El barrio de Mala Strana es el que más me gustó, tiene un aire bohemio, entre el río y la ladera de la colina, calles de adoquín, las casas antiguamente identificadas no por números sino por símbolos, como la casa de las ovejas,  o la de los soles, las uvas y demás imagenes variopintas. La isla de Kampa, que justo acogía un festival de la policía, era donde más se respiraba el ambiente local...

Sinceramente PRAGA es una ciudad con muchísimo encanto... probablemente influya la época del año en la que se visite... es preferible ir en primavera, otoño o verano... porque el invierno debe ser MUY CRUDO!!!  Nosotros fuimos en Marzo, y estuvo bien... pero dicen que es un verdadero sueño ir en otoño, cuando los árboles que ahora estaban pelados muestran su mejor follaje, ese que muestra entre sus ramas los intensos colores, y a la vez cubre los suelos de cientos de hojas vistiendo a la ciudad de ocres, amarillos y naranjas...

Más adelante subo fotos, porque si espero a buscar tiempo publico este post de praga cuando tenga 100 años!!! (lo escribí el 22 de marzo y lo estoy publicando hoy 20 de mayo!!!) terrible lo mío señores!!

ACÁ LAS FOTOS

1 comentario:

paquete dijo...

Estaba navegando por internet y apareció ahí en mis direcciones habituales 5razones y hacia muchooo que no entraba casi dos meses y justo me encuentro con una nueva entrada tuya!
que linda sorpresa....siempre con tu manera tan particular de hacernos viajar con tus relatos!!!
a proposito muy linda la poesia anterior!
beso y a seguir viajando y soñando!!