lunes, enero 24, 2011

Los personajes de los libros me acompañan mientras los leo.

A veces me pasa que mientras estoy leyendo un libro, no durante el acto de lectura sino durante el proceso y los días que me lleva empezar y terminar un libro, me acompañan los personajes del mismo. No necesariamente tiene que tratarse de una novela... me pasa con cuentos de Fontanarrosa, con biografías cortas o largas, y hasta casi podría decir que con la Biblia!

Lo más curioso es que cuando acabo el libro, y después de unos días en que aún tengo fresca en mi memoria la realidad de los personajes con los que acabo de vivir y compartir sus vidas, esos seres en su mayoría se esfuman, se disuelven y se convierten en un todo difuso, que quizá logro rescatar cuando leo una segunda parte o continuación de la historia, o cuando hacen un remake del libro en cine, o cuando leo o escucho a otro hablar de ese personaje o libro.
En cambio, los personajes de los libros que estoy leyendo vienen a mí de vez en cuando, mientras espero el autobús para ir al trabajo, antes de dormir, mientras desayuno y a veces en el trabajo. Es un mínimo segundo, en el que se me representa en la cabeza algún momento o algún dialogo de aquel personaje, como si quisiera llamar mi atención y pedirme que no lo olvide, que esa noche, o en el metro durante 4 minutos al menos ponga los ojos encima de las letras y continúe acompañándolo en esa aventura en la que aquel escritor lo ha obligado a participar. Vienen a mí en busca de auxilio... o quizá en tono amenazante... no lo sé...
Lo más grave del tema es que esta mañana esperando el bus mientras el sol entibiaba la fría sensación del aire invernal de Madrid, vinieron a mí Saúl, el amigo de Mario Vargas Llosa con manchas rojas en la cara y que defiende la cultura aborigen del Amazonas en El Hablador (a quien tengo olvidado hace unos 5 días), y también David Ogilvy, de quien estoy leyendo su biografía y a quien dejé hace unas horas cuando él empezaba a trabajar con 20 años de comercial vendiendo hornos en Escocia. Y mientras pensaba en esos personajes que me acompañan hace unas semanas cuando empecé a leer sus libros, aparecieron de repente salidos del medio del purgatorio, y en tono amenazador, estoy casi segura por cómo me miraron, Dante, Beatriz y Virgilio a quienes dejé olvidados hace años en argentina, se asomó también la segunda versión del Martín Fierro y cuando quiso el Quijote atacarme cual molino de viento, decidí escribir éstas líneas.... como para compensarlos por el abandono sufrido....

6 comentarios:

tu mama dijo...

Jjjjajajaja!!! es buenisimo!!!!!!!!!! me encantan tus comentarios siempre...y ....tenes que proponerte algun dia escribir tu propio libro. Tenes muchisimo material!!! Besos.

Tu papá dijo...

Muy simpático como dice tu mamá y graciosos comentarios. Ahora, cuidado con leer Drácula o cosas así y ponerte a gritar en el subte porque te persiguen los personajes... Un beso

paquete dijo...

jaajja....opino como tu madre! cuando podrías deleitarnos con un libro propio...y cuando dejaras de pensar que no es posible?

TARJE-TAZ dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

jajaja, muy original como de costumbre. Me pasa un poco igual... hasta suenio con los personajes y se me han reproducido dialogos y escenas que imagine en la cabeza.

tu mama dijo...

ay aya ay es un placer releer tu blog!!! te pido que en tus ratos libres (los tenes???) trates de recopilar desde el principio y armar un libro con ellos.
Te quiero hijita!!!